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EL AMOR NO ES COSA DE 3 (IchiRukiRenji) Cap. 9

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umpalumpa0172's avatar
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CAPÍTULO 9: CONMIGO, CONTIGO.

-¿Rukia?

Ichigo se acercó a ella y le zarandeó un poco el hombro para sacarla de su trance. Ella reaccionó parpadeando rápidamente los ojos asimilando lo que acababa de decirle. Levantó la mirada y se encontró con los ojos de Ichigo observándola muy preocupados. Repetía su nombre y le preguntaba cosas que ella no lograba a entender. No era capaz de articular palabra alguna. Apenas era capaz de saber dónde estaba. De repente, todo a su alrededor empieza a dar vueltas cada vez más rápido hasta alcanzar una velocidad vertiginosa.

Ichigo vio cómo su amiga cerraba con fuerza los ojos y comenzaba a tambalearse y, sin pensárselo dos veces, le pasa un brazo por la espalda, justo a tiempo para sujetarla antes de que se cayera al suelo.

-¡Rukia! ¡Rukia!


La lluvia de agua tibia hacía que su cuerpo medio dormido se estremeciese y comenzase a despertar. No había sido una noche fácil. No porque el colchón fuese mediocre o porque el hotel estuviese demasiado cerca de la carretera principal de la ciudad, si no porque se había pasado toda la noche pensando en Rukia y en cómo podría decirle de una vez por todas lo que sentía. Bajo el chorro de agua, Renji se deshizo la coleta y dejó que su largo y pelirrojo pelo cayera libre sobre sus hombros y su espalda.

Tampoco podía quitarse de la cabeza la idea de que Rukia estuviese en peligro. La simple idea de que ella se tuviera que enfrentar de nuevo a todo aquello o peor hacía que un escalofrío recorriese su columna y que se le cortase la respiración. Cuando recordaba aquella noche, en la que había acudido a ese edificio como simple rutina, había visto el cadáver aplastado contra el asfalto y luego… Cerró los ojos e intentó olvidarlo, pero consiguió lo contrario.

>>Ya era noche cerrada y el coche atravesaba las calles poco concurridas del Rukongai. Él iba en el asiento del copiloto mientras Hisagui conducía. Habían recibido un aviso de un vecino que había oído mucho alboroto en el piso. Acababan de llegar a su turno nocturno cuando los llamaron para que cubrieran ese caso. Parecía el típico caso donde un joven sediento de libertad monta una fiesta brutal en su casa, donde entra más gente de la cuenta y los vecinos llamaban a la policía. Iban hablando sobre esa posibilidad y dando gracias a que sus vecinos fuesen más permisivos cuando la central los informó del giro de situación.

>>-Central a coche 6455. Central a coche 6455. ¿Me reciben?
  -Aquí coche 6455 a Central. Abarai al aparato. ¿Qué ocurre? Ya tenemos un encargo.
  -Lo sé, Renji. Se os ha asignado una denuncia por exceso de ruido ¿verdad?
  -Así es.
  -Hemos recibido otra llamada de la misma dirección, puede que incluso del mismo tipo.
  -¿De qué se trata?-Hisagui hizo una mueca.
  -Un civil se ha precipitado desde la azotea del edificio. Las ambulancias y otra patrulla van hacia allá.
  -Recibido, Central. Gracias por el aviso. Corto.

>>El resto del trayecto lo hicieron en silencio y casi al doble de velocidad. Cuando llegaron allí, las ambulancias y los refuerzos aún no habían llegado y los escasos cuerpos de seguridad del edificio estaban estableciendo el perímetro de seguridad alrededor del accidente. Cuando los vieron bajar del coche parecieron aliviados de que alguien los ayudase a disipar a los curiosos morbosos. Mientras les explicaban la situación (ellos estaban en la garita cuando oyeron un fuerte impacto y los gritos de la gente.), se acercaron para examinar un poco por encima la escena del crimen cuando lo reconocieron. Pelo negro disparado en todas las direcciones, largas pestañas enmarcando sus ojos, alianza en el dedo…

>>Kaien Shiba estaba tirado en el suelo, sobre un charco de sangre y con sus extremidades formando ángulos extraños. Tras el shock, Hisagui se quedó para ayudar a los agentes mientras Renji y el portero subían a la azotea para inspeccionar aquella zona. Renji apenas conocía a la víctima, lo había visto varias veces por la comisaría, y había ido al funeral de su esposa. Pero sabía que Rukia era muy amiga de él y de su esposa, y no lo había pasado precisamente bien cuando la mujer había muerto en aquel tiroteo. La primera impresión que tuvo fue que había sido un suicidio.

>>Se imaginó frente a ella, diciéndole que ese hombre ya no volvería a sonreírle, a ayudarla con algunos trabajos o a revolverle el pelo como solía hacer. ¿Sería capaz de hacerlo? ¿Sería capaz de mirarla a los ojos y decirle que Kaien se había tirado de la azotea de aquel edificio? Por suerte o por desgracia, nunca sabría la respuesta a aquellas preguntas.

>>Cuando llegaron al último piso se acababa el trayecto del ascensor y tuvieron que subir los últimos tramos de escaleras a pie. En las escaleras no había ningún signo de violencia o forcejeo, al igual que en la azotea, lo que afianzaba la sospecha de que Kaien se había suicidado. Cuando llegaron a la azotea la oscuridad los invadió momentáneamente hasta que sus ojos se acostumbraron a la tenue luz de un par de farolas.

>>Desde aquel lugar se tenía una buena panorámica de todos los edificios altos de la zona, aunque tampoco eran muchos ya que el Rukongai era la zona pobre del Seiretei. Corría una fuerte brisa que desde el suelo apenas se percibía. Solo fue momentáneo, pero Renji pensó que había sido una alucinación o simplemente un reflejo, y no le dio importancia. Le pareció ver como una sombra se movía en una azotea cercana. De repente, llamaron su atención unos gemidos y sollozos que sonaban en la esquina más alejada.

>>Se acercó lentamente, procurando no asustar a la persona que estaba hecha un ovillo en la oscuridad. Cuando esa persona, una joven unos años menor que él, con una melena negra y lisa, levantó unos enormes ojos grises llenos de lágrimas y enrojecidos el corazón le dio un vuelco y se le paró la respiración.
  -¡Rukia!
  -Re…Ren…-su voz entrecortada por los sollozos lo obligó a reaccionar. Se quitó la chaqueta y se la puso sobre los hombros. Ella se le colgó del cuello.
  -Rukia ¿Qué haces aquí? ¿Qué ha pasado?-al sentir el cuerpo de Rukia temblando descontroladamente junto al suyo sintió una terrible rabia contra el que fuera que le había hecho eso a su amiga, a esa persona que era más que su mejor amiga…

>>Alguien se acercó tras ellos. Cuando Renji se volvió vio a uno de sus superiores y a su segundo al mando. Al parecer ya habían llegado los refuerzos.
  -Abarai, lleva a la chica abajo.-le ordenó Sosuke Aizen, que lo miraba a través de sus gafas de pasta negra. Sus ojos transmitían la misma tranquilidad que siempre, unos ojos amigables, sabios, propios de una persona en la que se puede confiar.-Los equipos médicos ya están abajo. Quédate con ella, y cuando esté más tranquila llama a su hermano y si es necesario llévala a casa. ¿De acuerdo?
  -Si, por supuesto.- asintió y le pasó una mano por la espalda y otro por debajo de las rodillas y la cogió con mucho cuidado. Ella hundió la cara en su pecho, pero no dejo de temblar ni de sollozar.   


El sonido de su móvil lo sacó de sus recuerdos y lo obligó a salir de la ducha. Se envolvió con una toalla y salió en busca de su teléfono. Lo encontró en la mesilla, donde lo había dejado la noche anterior. Cuando comprobó el número, descolgó.

-Abarai.
-¿Has oído las noticias?-le preguntó la voz seria de Byakuya.
-No, señor.-un tremendo temor lo invadió en segundos y lo hizo esperarse lo peor.- ¿Le ha pasado algo a Rukia?
-No, ella está bien.-responde impasible.-Pero han vuelto a atacar.
-¿Qué? ¿Dónde?-sus músculos se relajaron un poco.
-En un hospital. Han asesinado a la superviviente de su último ataque. Un tiro en la cabeza.
-Joder… ¿cree que ahora irán a por ella?-el estómago se hizo una pelota y se esperó la peor de las respuestas.
-No estoy seguro. Por eso quiero que te unas a la policía de Karakura para ayudarlos. Te mandaremos a un par de agentes más.-le informa. Renji no tiene ningún reparo en ayudar, y mucho menos si eso significa que Rukia pueda volver antes a casa, con él.-Y sigue vigilándola. Creo que alguien los dirige desde dentro.
-¿Tiene alguna pista de quién es?
-No, ninguna. Pero espero poder averiguarlo pronto.-Byakuya hizo una pequeña pausa y retomó su habitual tono de voz.-Ve a la comisaría y preséntate. Informales de todo lo sabemos y júntalo con lo que te expliquen ellos. Si hay algún problema, avísame.
-Por supuesto, señor.

Cuando cortaron la comunicación, Renji se apresuró a secarse y a vestirse. Abajo pidió un café para despejarse antes de irse a la comisaría. Las prisas por descubrir si los agentes de Karakura habían descubierto algo que a ellos se les había escapado lo obligaron a tomárselo nada más llegó a la mesa, pero apenas hizo caso de su lengua escaldada y del resentimiento de su estómago. Solo quería acabar con ese caso cuanto antes para que todo volviera a ser igual.


Un horrible dolor de cabeza empezó a devolverle la conciencia. Apenas recordaba nada de lo que había pasado minutos antes de desmallarse. Notaba cómo la luz inundaba el sitio donde se encontraba. Sabía que estaba tumbada en un colchón duro, largo y estrecho. Poco a poco intentó abrir los ojos. Al principio solo veía sombras claras que se fueron aclarando y tomando forma despacio. Estaba confusa. No sabía dónde estaba.

Intentó recordar algo. Sabía que se había levantado por la mañana, que había bajado a desayunar y que durante el desayuno se había reído, pero luego no tenía la noción de haber llegado al instituto. Osea que se había desmayado yendo hacia allí. Y ¿cómo había acabado en aquella habitación clara?   Pelo naranja, Ichigo. Es cierto, estaba con él y con Chad cuando se había desmallado. Pero ¿por qué había perdido el conocimiento? Estaban hablando de que Ishida no había ido con ellos. La razón tenía que ver con el trabajo de su padre.
Un espasmo recorrió su espalda y se levantó de la cama de golpe. Una vez erguida se arrepintió de su repentina acción. La cabeza comenzó a darle vueltas de nuevo y, de haber estado de pie, seguramente le habrían fallado las piernas.

-No deberías levantarte tan rápido. Llevas un buen rato tumbada y te podrías marear.-dijo una voz conocida a un lado de la cama.

Rukia se volvió a mirar a la persona que estaba a su lado. Ambos llevaban el uniforme reglamentario del instituto de Karakura y él estaba sentado en una silla, mirándola fijamente. Antes de responder, se agarró la cabeza con las manos en un vano intento de dejar que la habitación le diese vueltas. Cuando volvió a levantar la mirada se encontró con la de Ichigo. La miraba preocupado y le tendía un vaso de agua.

-Ten, bebe un poco.

Rukia lo miró con un poco de vergüenza. Se sentía un poco tonta porque Ichigo la había tenido que llevar después de desmayarse. Cogió el vaso sin mirar a Ichigo a los ojos y bebió con cuidado. El agua sabía dulce, llevaba azúcar o alguna clase de edulcorante.

-Tuviste un bajón de azúcar y por eso te desmayaste.-le explica mientras continúa observándola.-Chad me ayudó a cogerte y te traje a la clínica. Mi padre ha dicho que simplemente necesitas un poco de reposo. Ahora tenía un paciente, pero en cuanto pueda pasará a verte. Lo tienes realmente preocupado…

Rukia se quedó mirando el agua del vaso, deseando ahogarse en ella. Se sentía una estúpida. No solo había quedado delante de Ichigo como una vete-a-saber-qué, sino que además había preocupado a Isshin.

-Vaya. Lo siento…-consiguió decir. Ichigo la miró con curiosidad.
-¿Qué sientes?

Rukia no contestó. No porque no quisiera, sino porque no sabía que contestar. Estaba muy confusa.  De repente unos pasos apresurados se acercaron a la habitación por el pasillo y por la puerta se asomó la cabeza de Isshin. Al verla despierta y erguida su rostro se iluminó como el de un niño pequeño y en un abrir y cerrar de ojos estaba abrazándola.

-¡Rukia, qué susto! No te imaginas lo preocupado que me tenías, pequeña.-dijo casi lloriqueando sobre su hombro.

Rukia, algo sorprendida, le dio suaves golpecitos en la espalda y captó con la mirada la de Ichigo, que los miraba divertido. Su expresión la tranquilizaba y le animaba. Ella sonrió también y le pidió disculpas a Isshin.

-Bueno, voy a hacerte unas pruebas, si te parece bien. Simplemente para descartar cualquier enfermedad importante.
-Vale, tranquilo. No hay problema.-le sonrió, dispuesta a colaborar.
-Ichigo, sal un momento de la habitación.-le ordenó su padre buscando el estetoscopio en su bolsillo.-Para dos horas que quedan de clase, si no quieres no vayas, pero diles a tus amigos que os traigan los apuntes y los deberes, ¿entendido?

Ichigo salió de la habitación y cerró tras él. Tenía el corazón en un puño. Cuando vio que Rukia se precipitaba al suelo y que no se despertaba se le había parado el corazón. Cuando abrió los ojos había sido como si una descarga le recorriese todo el cuerpo y le devolviese la capacidad de bombear sangre con su corazón. Por un momento había tenido verdadero miedo, terror por ella. La sola idea de no volver a ver aquellos ojos grises le cortaba la respiración.

Sabía que era exagerar y llevar la situación a un extremo casi imposible, pero así lo había sentido.
¡Holaa! ya estoy aquí otra vez :3 aquí os dejo el noveno capítulo del fic ^^ espero que os guste!!!!

Capítulo VIII: [link]
Capítulo X:[link]

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Comments7
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SilvamyLuffer's avatar
kYAAA!!! tan buena como siempre! Gracias esta historia es la mejor que he leido!!!