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EL AMOR NO ES COSA DE 3(IchiRukiRenji) Cap.10

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umpalumpa0172's avatar
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CAPITULO 10: AYUDA

La moto negra atravesaba las concurridas calles de la ciudad lo más rápido que podía. Pasaba por entre los coches y se paraba impaciente al borde de los semáforos. En diez minutos estaba enfrente de la comisaría. Un edificio bastante nuevo, con cristaleras oscuras y las banderas ondeando frente a la puerta. Entraban y salían hombres y mujeres uniformados o de paisano, algunos cansados y otros bromeando con sus compañeros. Aparcó la moto casi en la puerta, entre un coche patrulla y otro civil. Desmontó de un salto y se dirigió a la puerta, sin percatarse que aun llevaba puesto el casco.
Muchos le lanzaban miradas de desconfianza o curiosidad. Cuando atravesó la puerta el guardia que se encargaba de los controles salió a su encuentro.

-He de pedirle que se quite el casco, por favor.-era un hombre mayor, rozando los sesenta. Y aun que bajito, tenía pinta de no ser un hueso fácil de roer.
-Sí, disculpe.-Renji se quitó el casco y se lo colgó del antebrazo.-Soy Renji Abarai, segundo al mando de la decimonovena brigada del Seiretei.-le pareció buena idea presentarse allí mismo, tal vez así evitaba alguna espera tonta.
-¿Y a qué debemos su visita, general Abarai?-le preguntó el guardia con amabilidad.
-General Abarai, no lo esperábamos tan temprano.-dijo una voz de mujer a sus espaldas.

Renji se volvió y vio a una mujer joven, unos cinco o seis mayor que él tal vez. Bajita y su figura recordaba al de una bailarina de ballet. Llevaba el pelo corto a la altura del hombro y era negro como el azabache. Sus ojos pequeños y profundos lo escrutaban con una mezcla de desconfianza, curiosidad y sorpresa. A juzgar por su ropa y por el café que llevaba en la mano acababa de llegar a cubrir su turno.

-No me gusta perder el tiempo.-respondió él algo irritado.
-A mi tampoco.-respondió ella del mismo modo.-Soy la capitana Sui Feng.
-Un placer.-se estrecharon las manos muy serios y reinó el silencio.
-Buenos días, capitana Feng.-la saludó el guardia con una inclinación de cabeza.
-Buenos días.-le respondió ella para después volverse a Renji.-Si es tan amable, general Abarai, sígame hasta mi despacho donde podremos hablar más tranquilos.

Comenzaron  a andar en silencio. Renji repasaba mentalmente todas las pistas que tenían de los casos acontecidos en el Seiretei y que habían podido recoger a base de interrogatorios. No se fiaba de la capitana, no porque le pareciera una incompetente o una mujer bastante seria, al contrario, le recordaba a su propio jefe. Sino por lo que le había dicho Byakuya: “Creo que alguien los controla desde dentro.” Pocas veces aquel hombre frío y calculador fallaba en una corazonada, y si estaba en lo cierto, no se podían fiar de nadie.

Subieron varias plantas en un ascensor grande  junto a otros policías. Algunos saludaban a la capitana de la misma forma que lo había hecho el guardia de la entrada, muy educadamente y con inmenso respeto, lo que llevo a Renji a sospechar que el tipo de mujer dura y estricta no era solo fachada.

Cuando llegaron al despacho, una habitación pequeña con lo justo: un escritorio con un ordenador, varios papeles y unos bolígrafos, varios archivadores, un perchero con una chaqueta fina colgada y un par de sillas a cada lado del escritorio.

-Por favor, tome asiento.-le ordenó ella quitándose la gabardina y colgándola del perchero.- ¿Un café?
-No gracias, ya he desayunado.-le respondió Renji sentándose y notando como su dolorido estómago se revolvía con la sola mención del café.
-Muy bien.-la capitana se sentó enfrente de él dejando el café para llevar entre los dos.-Su superior, el capitán Kuchiki me ha informado que está aquí para vigilar y proteger a un testigo de los ataques.-comienza mientras enciende el ordenador y comienza a escribir rápido en el teclado buscando los informes.
-Así es.-responde él. No le gustaba haber mentido a Rukia, diciéndole que estaba allí de vacaciones, pero si le hubiera dicho la verdad seguramente se habría asustado.
-¿Y dónde está el testigo ahora?
-En el instituto. Está viviendo con una familia y haciendo vida normal, o por lo menos eso intentamos.-explica. Ella lo mira sorprendida.
-¿No sabe nada de esto?
-No creo. No lee los periódicos y pocas veces ve las noticias. Además, por lo que hemos hablado, no parece que le hayan llegado rumores.
-¿Por qué se aloja con una familia en lugar de con el encargado de su protección?
-No es una familia cualquiera, capitana.-aunque sabía que era pura rutina, le estaba empezando a molestar aquel interrogatorio.-Es la familia de su tutor, alguien de confianza, y el capitán consideró que era lo mejor para ella.
-Ya veo. Osea que es familia del capitán Kuchiki, ¿verdad? ¿O tal vez su novia o pareja?
-Es su hermana pequeña, capitana.
-Entiendo. Me gustaría interrogarla.
-Eso no será posible.-Renji intentó controlar su tono de voz cerrando los puños que tenía bajo la mesa. Ella lo fulminó por la mirada y antes de que ella le preguntara, él respondió.-Ella no sabe que está siendo protegida ni vigilada. Además, estoy…estamos intentado que ese episodio de su vida desaparezca por completo de su vida y solucionarlo cuanto antes.
-Con todos mis respetos, general.-replicó ella manteniendo la calma.-Considero que interrogar a la única testigo de uno de esos ataques-remarcó la palabra “única”.-será relevante para la investigación.
-No se lo niego. Pero preferiría que no le hiciera pasar por eso otra vez. Si necesita cualquier cosa mis compañeros, que llegaran esta noche, traerán todos los informes y allí encontrará todo lo que precise.
-¿Incluida una declaración de la testigo?-Renji no respondió. Todo lo que había sucedido aquella noche, Rukia se lo había contado a su hermano y a él confidencialmente. Sabía que Hinamori también sabía algo pero no cuánto. Además, Byakuya había tenido la sangre fría de usar una grabadora durante la “confesión”, pero no estaba seguro de que la hubiera incluido en el informe.



-¡KUCHIKI! ¡Menudo susto nos has dado! Sado nos ha contado lo que pasó.

Orihime había ido a la clínica Kurosaki después de clase para ver cómo se encontraba su amiga. Con ella habían ido también Keigo, Mizuiro y Chad. Rukia estaba tranquila en el salón leyendo una de sus novelas favoritas e Ichigo estaba ojeando lo que se suponía que tenían que dar ese día en clase, cuando alguien había comenzado a llamar al timbre nerviosamente y había acribillado a Isshin a preguntas cuando había abierto la puerta.

-Lamento haberos asustado, chicos.-murmuró ella algo abrumada.
-No pasa nada, Rukia. Nos alegra ver que estas bien.-Orihime le sonreía amablemente. De repente, un rugido mudo sonó en la habitación.
-Ups.-se sorprendió Keigo tocándose la tripa.-Creo que ya va siendo hora de irse, es un poco tarde y no hemos comido.
-Cierto, mi abuela estará preocupada.-accede Mizuiro.
-Vale, pues. Os vemos mañana.-se despidió Ichigo cuando ellos comenzaron a levantarse.-Gracias por los apuntes.
-Gracias por venir, chicos.-sonrió Rukia acompañándolos a la salida.-Orihime, si te parece me paso esta tarde por tu casa como acordamos.
-¡Perfecto!-le devuelve ella la sonrisa, pero de repente su expresión se vuelve seria.-Pero si estás cansada no pasa nada, lo dejamos para otro día.
-Tranquila, estoy bien. Tú solo dime la dirección y la hora.

Ichigo las observó mientras hablaban y reían.  Su sonrisa hacía que el corazón se le desbocase, pero a la vez estaba preocupado por su estado. El supuesto bajón había sido después de que él le mencionara a los Hollows. Podía ser simple coincidencia, podía haberse mareado cuando salieron de casa o durante el desayuno.



-Capitán Kuchiki.

Byakuya Kuchiki, un joven alto y de piel pálida que hace resaltar aun más su pelo negro y sus ojos grises. El flequillo atravesaba su rostro anguloso y serio mientras revisa una y otra vez todos los informes que había podido encontrar acerca de los Hollows: ataques, confesiones, autopsias…todo lo que le pudiera dar una pista sobre ellos. Unos golpecitos en la puerta de su despacho los sacaron de sus lecturas.

-Adelante.-les dio paso. Había llamado a gente de su confianza, pero una pregunta no hacía más que rondarle por la cabeza: ¿En quién podía confiar?
-Buenos días, capitán.

Por la puerta entraron dos personas. Una era la general Yachiru Kusajishi, una muchacha bajita, joven y muy alegre, con el pelo corto y de un color rosa chillón. Su temperamento era como el de una niña pequeña y siempre estaba intentando hacer reír a los demás poniéndoles motes y otro tipo de acciones, en opinión de Byakuya, infantiles. Otra era el capitán Kempachi Zaraki, un hombre mayor que Byakuya y con una larga carrera como policía a sus espaldas. Mucho más alto y fuerte que cualquier otro compañero, tenía el cuerpo plagado de cicatrices y era tuerto de un ojo. La relación que mantenían ellos dos era un misterio: unos decían que eran amantes pero que lo mantenían en secreto porque se jugaban el puesto, otros decían que eran hermanastros y que por casualidades del destino se habían reencontrado y muchos otros se imaginaban truculentas historias que de alguna forma acababan con ellos dos en un cuarto a solas y pasando la noche muy juntos. Byakuya no era cotilla, y la relación que ellos dos mantuvieran le traía sin cuidado. Siempre y cuando trabajasen bien, podían hacer lo que quisieran en la intimidad.

-¿Nos has llamado?-preguntó Kenpachi parándose frente al escritorio y mirándole con su único ojo sano. Byakuya los miró y les hizo una señal para que se sentaran.
-Necesito que acompañéis a Abarai en una investigación.-comienza cerrando las carpetas.-Está en la ciudad de Karakura, ayudando a los agentes de allí con unos ataques causados por Hollows.

Ante esta afirmación, ambos se tensaron. Kenpachi y Yachiru habían estado metidos de lleno en las investigaciones y era un tema que tenían atravesado. Por eso los había mandado llamar a ellos, porque Byakuya sabía que aceptarían sin dudarlo y que lo que hicieran lo harían bien.

-Además, él tiene una doble misión.- Yachiru lo miró con curiosidad.-Está vigilando y protegiendo a mi hermana pequeña, Rukia. Ella es un testigo protegido y por eso necesito que le ayudéis.
-No hay problema, jefe.-ella siempre tenía la manía de dirigirse a todos sus superiores así.-Esta tarde mismo saldremos hacia allí.
-Perfecto. Muchas gracias.-dijo Byakuya con el mismo todo de voz neutro, sin ninguna pizca de sentimiento.-Ahora daré aviso a Abarai para que os de la dirección del motel donde se hospeda.
-Bien.-murmuró Kenpachi, ansioso por introducirse de nuevo en ese caso.- ¿Algo más?
-Nada. Abarai os explicará los detalles a vuestra llegada.

Cuando se estaban despidiendo, alguien llamó a la puerta. Cuando Byakuya le dio paso, por ella se asomó el capitán Sosuke Aizen. Era un hombre alto con el pelo castaño y gruesas gafas de pasta negra que enmarcaban sus ojos oscuros. Siempre estaba muy tranquilo y esa tranquilidad la transmitía a cualquiera que estuviera con él.

-Ups. Perdón. Ya volveré en otro momento.-murmuró con un ademán de cerrar otra vez la puerta.
-Tranquilo Aizen, ya nos vamos.-dijo Kenpachi de forma cortante. Nunca le había caído bien, no porque fuera mala persona, sino porque no le gustaba esa tranquilidad que transmitía, le hacía sentir incómodo.-Te mantendremos informado, Kuchiki.
-Adiós, jefes. –se despidió Yachiru con su alegría natural y salieron, cerrando tras ellos.

Aizen miró a su amigo con curiosidad mientras este lo observaba desde su escritorio.  Se sentía u poco más tranquilo por haber dejado en manos de ellos dos el caso de los Hollow y así permitir que Renji se centrase en Rukia. Pero a pesar de eso, la pregunta que atormentaba su cabeza seguía ahí, gritándole.

-No tienes buena cara, amigo.-observó Aizen acercándose y ocupando una silla en frente del escritorio.- ¿Cuánto tiempo llevas sin dormir?
-Estoy bien, no estoy cansado. Solo quiero acabar con todo esto.-murmuró en el mismo tono de siempre. Sin ningún atisbo de cansancio.
-Comprendo.-Aizen hizo una pausa antes de continuar.- ¿Qué tal le va a la pequeña Rukia? ¿Se ha adaptado bien?
-Por supuesto. Es una chica fuerte y no  necesita a nadie para sacarse las castañas del fuego.

Byakuya había oído perfectamente las palabras de Renji de la noche anterior: “Está bien, solo se siente un poco sola. Echa de menos el Seiretei, y sobre todo, lo echa de menos a usted.” Pero no podía estar con ella en estos momentos, aunque fuera lo que más deseaba. Tenía que quedarse en el Seiretei para encontrar y detener a esa banda, y así  que ella pudiera volver a su lado sin ningún peligro…
bueeeenoooo, por fin, después de muuuucho tiempo sin subir nada, aquí está ^3^
perdón por la tardanza, pero es que ha sido un curso realmente malo y apenas sacaba tiempo. Como ya estoy de vacaciones intentaré subir más a menudo el resto de las entregas.
Espero que os guste ^^

Capítulo IX: [link]
Capítulo XI: en proceso...

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