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EL AMOR NO ES COSA DE 3 (IchiRukiRenji) Cap. 7

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umpalumpa0172's avatar
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CAPÍTULO 7: ¿CÓMO DECIRLO?  

-¡¡KUCHIKI!!-llamaron a Rukia desde algún punto del local.
Ambos dieron un respingo y se volvieron a mirar. En una esquina había una chica haciéndole señales a Rukia para que la viera. Cuando se acercó a ellos, pareció un poco contrariada al ver a Rukia en compañía de Renji. Se presentó como Inoue Orihime, una compañera de Rukia. Renji la saludó con una sonrisa y después ella se volvió a Rukia.
-Kuchiki, te he buscado después de clase, pero no te he encontrado.-dijo Inoue con un poco de reproche.
-Ya, bueno. Ichigo nos ha metido mucha prisa por salir de clase, Keigo y Mizuiro le estaban dando un poco la lata por no sé qué asusto.-le respondió a modo de disculpa.- ¿Qué pasa?
-¡A si! Pues…-se detuvo un momento pensativa y de repente puso cara de desconcierto.-No me acuerdo…

"Esta chica tiene un serio problema…" pensó Renji. Desvió un poco la mirada hacia Rukia, quien miraba a Inoue con un pequeño deje de desesperación. Había echado mucho de menos aquellos ojos grises y ese rebelde mechón de pelo negro. Grises y negros como los de su superior, Byakuya, pero no iguales. Los de él eran fríos y calculadores, pero los de ella eran desafiantes y serios, transmitían un sinfín de emociones. Escuchar otra vez su risa, volver a oír su voz había hecho que su corazón volviese a latir con fuerza y brío.

-¡Ya me acuerdo!-gritó Inoue golpeándose la palma de la mano y sacando al chico de sus pensamientos.- Quería invitarte esta tarde a mi casa, para estudiar juntas y luego si quieres quedarte a cenar no hay ningún problema.-dijo con una sonrisa.-Lo que me recuerda que tengo que comprar la cena…-dijo para sí misma buscando en su bolso papel y boli.-Vamos a ver: puerros, mantequilla de cacahuete, bollitos de canela, salsa picante…

"¿Se puede saber qué coño quiere cocinar esta tía?" Renji cada vez estaba más sorprendido, pero al ver que su amiga ponía la misma cara de desconcierto que él se tranquilizó un poco.

-Lo siento mucho, Inoue, pero hoy no va a poder ser. Ya he venido a comer sin avisar a Isshin, y supongo que si encima no aparezco en toda la tarde no le sentará bien.-se volvió a disculpar ella. De repente, el chico se sintió culpable por haber convencido a Rukia para que fuera a comer con él.- Pero si quieres, hablaré con él y mañana quedamos.
-¡Me parece bien!-sonrió la chica. El entusiasmo parecía el propio de una niña pequeña a la que le acaban de regalar el vestido de princesa con el que llevaba siglos soñando.

Tras despedirse e ir calle abajo, Renji y Rukia echaron a caminar hacia Zabimaru. El simple hecho de andar junto a ella hacía que su corazón se disparase. Llevaba sintiendo eso desde hacía ya mucho tiempo, pero nunca había podido armarse con el valor suficiente para decírselo.

-Volviendo al tema de antes.-dijo Renji parándose junto a su moto.- ¿Qué ha pasado?
Rukia bajó la vista. Sabía que tarde o temprano se lo tendría que contar. Renji era su mejor amigo, puede que incluso más que eso. Él sabía todo sobre ella y ella todo sobre él. Sintió como se agolpaban lágrimas otra vez al borde de sus ojos. Entonces las grandes y bastas manos del joven tomaron las suyas.
-¿Qué ha pasado, Rukia?-le murmuró, acercándose más a ella y dándole ánimos.

Ella levantó la vista y miró sus pequeños ojos negros. Él seguramente sabría de qué iba el asunto. No era tonto, y mucho menos ingenuo.

-Es sobre Kaien Shiba, ¿verdad?-ella solo pudo asentir.

Rukia no pudo evitar el impulso de abrazar a su amigo, pero esta vez no a modo de saludo, sino a modo de súplica, de búsqueda de refugio. Él la envolvió con sus brazos tatuados y la estrechó contra su pecho sin rechistar. Por primera vez en muchas semanas, se sintió protegida de verdad.

-Se supone que he venido aquí para estar a salvo…-susurró procurando no llorar delante de él.-…pero aquí me siento más desprotegida que nunca. Sin mi hermano…sin ti…
-Shhhh.-la tranquilizó él acariciándole la cabeza.- Ahora estoy aquí. Ya verás cómo todo se arregla. Estamos trabajando en ello.


Ichigo estaba sentado frente a su escritorio. No llevaba más de 20 minutos centrado en sus deberes, o por lo menos intentándolo, cuando oyó el rugido del motor de una moto que doblaba la esquina de la calle. No pudo evitar levantarse dando un respingo para mirar por la ventana.

La moto negra atravesaba la calle y frenaba en la puerta de la clínica. En ella iban montadas dos personas. La que iba detrás, más bajita que la que conducía, desmontaba con la ayuda de la otra y se quitaba el casco. Su melena negra caía sobre sus hombros y un mechón se colocaba rebeldemente sobre su cara.  Le entregaba el casco al motorista pelirrojo con una sonrisa. Él le ponía una mano en la cabeza y le revolvía el pelo cariñosamente con una sonrisa pícara. Ella  se zafaba y empezaba a reír. Al despedirse rodeaba el cuello de Renji con sus brazos y él la correspondía rodeándole la cintura con los suyos.

Ichigo sintió cómo el corazón se le paraba y un repentino vacío inundó su estómago. Cuando se separaron, él le rozó la mejilla con el dorso de la mano a modo de caricia. El chico se puso el casco negro con dibujos blancos antes de acomodarse en el asiento y arrancar con un rugido del motor.

"¿Aún sigues pensando que solo son amigos?"

Rukia se quedó observándolo mientras subía la calle y desaparecía tras una esquina. Cuando ya no hubo rastro alguno de Renji ni de su moto se dio media vuelta y entró en la casa. Ichigo salió de la habitación y bajó a la cocina de forma despreocupada, pero con una intención muy clara. Justo  cuando abrió en frigorífico para disimular, Rukia entró en el pasillo.

-¡Hola!-lo saludó muy animada.- ¿Dónde está Isshin? Quiero explicárselo.
-Está en su despacho.-respondió Ichigo sacando la cabeza del frigorífico y mirándola.-No tiene consulta hasta las…-acababa de reparar en que, a pesar de su expresión, los ojos de Rukia estaban rojos y un poco hinchados.- ¿Qué te ha pasado?
-¿Eh? ¿A qué te refieres?-se sorprendió la chica sin comprender.
-¿Has llorado?-Ichigo no pudo evitar acercarse a ella para observar mejor su rostro.
-¿Yo? No, que va…-mintió ella. Ichigo no se lo creyó.
-¿Te ha hecho algo?-dijo muy serio.

"Como te haya hecho algo…"la ira empezó a crecer en su interior.

-¿Qué? ¿Renji? ¡Jamás me haría daño!-lo defendió ella ofendida.
-¿Entonces?
-No ha sido nada, de verdad.-murmuró.-Voy a buscar a Isshin.

Pasó por su lado muy decidida.

-Rukia.-la llamó Ichigo. Ella se volvió y miró atenta su nuca naranja.-Sabes que puedes contar conmigo ¿verdad? Para algo somos amigos.-el chico se sintió un poco estúpido cuando repasó lo que había dicho, pero ya no había marcha atrás.

Ella no dijo nada pero sintió de repente un extraño calor en su pecho que la obligó a sonreír. Se dio la vuelta y se dirigió a las escaleras. El corazón le latía desbocado cuando llegó hasta el despacho y llamó a la puerta.

-¡Adelante!-la llamaron desde dentro. Ella abrió y se deslizó dentro.
-¡Hola, Isshin!-le sonrió. Él le devolvió la sonrisa y se acercó.
-Ya me ha dicho Ichigo que te has encontrado con un amigo. ¿Te lo has pasado bien?
-Lo cierto es que sí, gracias. Venía precisamente para explicártelo.
-¡Si no hay nada que explicar, mujer! Yo también he sido joven, bueno, lo sigo siendo.-Rukia prefirió no decir nada.- ¿Tiene donde quedarse el chico?
-Sí, se aloja en un albergue de las afueras.-sonrió Rukia.
-Ah, bien, bien.  Era por si el pobre no tenía donde pasar la noche.
-Eres muy amable, Isshin.-Se acordó de Inoue y de su invitación.-Por cierto.
-Dime, Rukia.
-Inoue Orihime me ha invitado a ir mañana por la tarde a su casa para estudiar.-le explicó ella.- ¿Te importa si voy?
-¡Para nada! Y si algún día se quiere venir ella, dile que está invitada.
-¡Muchas gracias!

Rukia se acercó a él y le abrazó. Isshin se sorprendió un poco, pero no le importó. La observó darse media vuelta y antes de que saliese de su despacho, una duda lo invadió.

-Rukia.
-¿Si? ¿Qué pasa?
-¿Tú sabes lo que le pasa a mi hijo?-Rukia lo miró sin comprender.-Es que, últimamente está muy raro. No sé, me preocupa un poco.
-Pues…que yo sepa no le pasa nada…-se disculpó Rukia.-Te prometo que si me entero de algo te avisaré.
-Gracias, pequeña.

Cuando Rukia salió del despacho, Isshin se quedó mirando la puerta pensativo.

"Tienes la sonrisa de tu madre, Rukia. Te pareces mucho a ella. Pero ese carácter desafiante y luchador es lo que siempre me gustó de tu padre."

Se volvió al escritorio y cogió uno de los marcos que estaban encima y lo miró fijamente. Masaki, su difunta esposa, le devolvió la mirada. Esa mirada que lo había prendado desde el primer momento, y que aún lo encandilaba. Incluso su simple fotografía transmitía alegría y paz.

-Hicimos muy bien, Masaki. Byakuya ha cuidado de ella y la ha convertido en toda una señorita, muy responsable, como él.-murmuró dulcemente sin quitar la mirada del dibujo de los ojos de su mujer.- Seguro que están muy orgullosos de los dos…
   

La llave entró en la cerradura y, tal y como le había explicado el recepcionista, tuvo que girarla un poco hacia la izquierda antes de poderla girar por completo hacia la derecha y abrir la puerta. Se adentró en la habitación y cerró tras él. La maleta aún está sobre la cama, sin deshacer. Había llegado aquella misma mañana y nada más dejar la maleta había salido en busca del instituto de Rukia.

Una vez que consiguió guardarlo todo en el armario, se tumbó en la cama y miró el techo. En el piso de arriba se oían pasos apresurados de un lado a otro. Pero Renji no estaba atento a eso. Su cabeza estaba ocupada reprendiéndolo una vez más.

"Eres un cobarde. Tenías que habérselo dicho. Estas semanas que no has estado con ella se han hecho eternas. Tienes que decirle lo que sientes, antes de que sea demasiado tarde."

Tener a Rukia entre sus brazos. Sollozando en su pecho. Buscando cobijo en él. Había tenido que controlarse mucho para no ponerle la mano bajo la barbilla, elevar su rostro, besarla. Decirle que la quería, que su mundo giraba por ella, que el verla llorar le hacía querer morirse.

"¿Cuántos años llevas así? Demasiados, amigo mío. Tienes que decírselo."

El timbre del teléfono móvil lo sacó de sus pensamientos. Se levantó rápido y se acercó a la chaqueta. Uno de los bolsillos vibraba y se iluminaba intermitentemente. Cuando sacó el móvil miró la pantalla y descolgó.

-Abarai.-dijo al auricular para dar paso a su superior.
-Renji, ¿la has encontrado?-dijo la voz seria de Byakuya Kuchiki.
-Sí, señor. Está bien, solo se siente un poco sola.-le explicó.-Echa de menos el Seiretei, y sobre todo, lo echa de menos a usted.
-Entonces, los Hollows aún no la han encontrado.-pensó en alto impasible. Renji torció los labios ante la indiferencia de su jefe.- Eso o aún no han actuado…
-¿Quiere decir que están esperando el momento justo para atacar?-se alarmó. Byakuya no respondió inmediatamente.
-Abarai, tú sigue con ella, no pases por alto ninguna acción sospechosa que notes a su alrededor.-le ordenó con el mismo tono de voz.
-Sí, señor. Cuente conmigo.
¡Hola! Aquí os dejo el capítulo 7. Espero que os guste :)

Capítulo VI: [link]
Capítulo VIII: [link]
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Comments4
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Gakelu's avatar
Dios, yo no iría con Orihime ni que me pagaran ._. capaz y termino en algún hospital jajaja xD.
Está muy bien el capi, se está :O poniendo enigmático >_< ya quiero ver el siguiente.
Cuídate mucho y te mando un enorme abrazo Umpalumpa :hug: